miércoles, 10 de agosto de 2011

c. El Acusativo (3)

Ya sabemos que el acusativo muestra sin lugar a dudas quien es mordido. O como diría un gramático menos ignorante que yo: El acusativo muestra quien recibe la acción.

Es que en el caso de nuestro ejemplo, la acción, que es morder, no se queda en el perro. (¡Si se quedara en el perro no habría mordida y no habría dolores de cabeza intentando mostrar quién es mordido!)

Pero como la acción no solo sale del pero sino que se le incrusta en la cola al pobre gato, entonces necesitamos una herramienta para que nos diga que es el gato, o mejor dicho, su cola, la que ha recibido la mordida.

En español usamos el siguiente método: Cuando decimos "El perro muerde al gato" la primera herramienta que usa el idioma es le orden de las palabras.

perro - muerde  - gato

Con esa primera herramienta, que es muy importante, ya sabemos que el gato es el mordido, tan sólo porque está al final.

Pero hay otra herramienta.  Empleamos la palabra AL antes de gato. Y con estas dos herramientas usadas al tiempo sabemos con toda certeza que el mordido es el gato. No el perro.

Esto, ni más ni menos, es el uso del acusativo para una frase concreta del idioma español.

Ha sido otro triunfo del caso acusativo.

Y sabiendo eso, ya podemos ocuparnos en el método que usa el Esperanto para resolver el mismo problema.


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